Cuando irrumpieron en el mercado los televisores con pantallas OLED, muchos quedamos perplejos con su funcionamiento porque cuenta con varias funciones especiales. En primer lugar, al no emplear retroiluminación, ofrecen los tonos oscuros de forma mucho más intensa, mejorando notablemente la imagen.
Para potenciar aún más la resolución, utilizan una matriz de puntos RGB para lograr una gama cromática más amplia, que se acerca a la visión del ojo humano.
Al mismo tiempo, estos televisores brindan un mejor ángulo de visión sin que se pierda la calidad de la imagen -mantienen sus colores y tonos-.
Por otra parte, las pantallas OLED tienen un tiempo de respuesta de 0,002 milisegundos, lo que hace que no se vean imágenes borrosas en secuencias rápidas (por ejemplo, durante una escena de acción en una película).
En lo que respecta al diseño, aspecto al que muchos prestamos atención, encontramos modelos delgados y ligeros, realmente muy bonitos.
Debido a todas estas características, los televisores con pantalla OLED presentan una serie de ventajas importantes en comparación con otros Smart TV.
En primera instancia, ofrecen una mayor calidad de imagen, potenciando colores y contrastes (especialmente, logran unos negros más profundos).
Estos dispositivos dan una mejor visibilidad en condiciones de luz extrema, en donde muchas veces es complicado que sea clara y nítida.
Por su rápida respuesta, podemos ver series y películas, y jugar videojuegos, sin temor a que pierda calidad la imagen en escenas intensas.
Por último, estéticamente es un dispositivo muy bonito, que realza cualquier ambiente en donde lo coloques.